Archivo de la categoría: TALLER LITERARIO «JUAN XXIII»

XXVI Ciclo Literario (2ª parte) / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

(pinchad en la imagen para ver)

porta

centro

contra

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

PREMIOS CERVANTES : XXV Ciclo Literario (1ª parte) / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

Juan XXIII

Juan XXIII 002

Juan XXIII 001

(pinchad en las imágenes para verlas en grande)

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

La casa de Bernarda Alba / García Lorca ; comentario de LALI

LA CASA DE BERNARDA ALBA

Comentario: Lali Fernández

 

“La Casa de Bernarda Alba” es un drama rural de gran intensidad teatral, en tres actos. Sus personajes son todas mujeres. La casa del drama es blanca, encalada, con barrotes de hierro negro en las ventanas. Parece la cárcel donde se guarda celosamente la honra de las cinco hermanas Alba.

El reparto es el siguiente:

Bernarda, la madre, tiene 60 años, y su madre, Mª Josefa (una pobre demente), 80 años. Angustias es la mayor de las hermanas, con 39 años. Vienen a continuación Magdalena, Amelia, Martirio y Adela, la más joven, que tiene 20 años. Poncia, la criada, es también un personaje importante. La acción transcurre en la época contemporánea del autor.

Su escenario es una tierra del sur en verano, con un número reducido de personajes. G. L. emplea una prosa sobria, con frases cortas, casi siempre hirientes y de doble intención. El autor dijo de su obra: “He suprimido muchas canciones fáciles, romancillos y letrillas. Quiero que mi obra tenga severidad y sencillez”. Subtituló la misma como “Drama de mujeres en los pueblos de España”. En ella no se menciona que la acción transcurra en Andalucía. De hecho, en el manuscrito original, ha sido tachado “La acción transcurre en un pueblo andaluz de tierra seca”. Lo andaluz está simplemente sugerido por paredes encaladas, olivares, verano calurosísimo.

PRIMER ACTO

Situémonos en la escena. Fuera, el sol de verano cae a plomo, la luz blanca inunda calles y casas encaladas. Esta imagen contrasta con la oscuridad del interior de la casa, de muros gruesos. Se oyen doblar las campanas. Poncia y las demás criadas critican a Bernarda por su tiranía y crueldad. La casa está de luto, acaba de morir el segundo marido de Bernarda Alba. Entran en escena Bernarda, seguida de sus cinco hijas, de riguroso negro. Bernarda entra imponiendo silencio y exigiendo más limpieza. Es la matriarca. Autoridad y conciencia de clase definen al personaje. Lleva bastón. Durante toda la obra ese bastón será de una gran eficacia dramática. Hay una gran teatralidad en esta primera escena, con las mujeres enlutadas contrastando con las paredes desnudas y blanquísimas. (F. García Lorca advierte que los tres actos tienen la intención de un documental fotográfico. De hecho, en escena no se ven más que los colores blanco y negro.) Bernarda es intransigente y autoritaria, y abusa de su poder para tener a todos bajo su mando. Las mujeres del pueblo que han ido al funeral susurran entre ellas de lo malísima que es, y la tratan en voz baja de lengua de cuchillo y vieja lagarta recocida. Los hombres están bebiendo aguardiente en otro cuarto. No se les ve en escena, solo se sugiere que están ahí. (Como ya hemos dicho, ésta es una obra de mujeres.)

Tras el funeral, Bernarda anuncia a sus hijas que vestirán luto riguroso, y vivirán encerradas en la casa durante ocho largos años. Como ella misma sentencia: “No ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así fue en casa de mi padre y en la de mi abuelo. Mientras tanto, podéis ir bordando vuestro ajuar”. Bernarda es una implacable, rígida depositaria de la tradición y el orden heredados. El deseo de libertad y huida de esa cárcel provoca una situación límite entre las hermanas, cuya tensión irá incrementándose a lo largo de los 3 actos de la obra.

En este primer acto hay una conversación entre Poncia, la criada, con otra criada, que dice mucho de la lucha de clases. Poncia trata a Bernarda de tirana y dominante. No le tiene ningún afecto a su ama. La sirve, pero la odia. Como ella dice con rencor y odio: “Treinta años llevo lavando sus sábanas, comiendo sus sobras, días enteros mirando por la rendija para espiar a los vecinos y llevarle el cuento a Bernarda. Mal dolor le pinche los ojos… Pero un día me hartaré. Ese día me encerraré con ella y le estaré escupiendo un año entero. Claro que no le envidio la vida. Le quedan cinco mujeres, cinco hijas feas”.

Las hijas protestan débilmente con la sentencia de los ocho años de luto. La contestación de Bernarda es: “Hilo y aguja para las mujeres, mula y látigo para el varón”. Las hijas comentan entre ellas de una amiga que no ha aparecido por el funeral, porque su novio no la deja salir ni al tranco de la puerta. Otra le contesta que a los hombres lo único que les importa son las tierras y una perra sumisa que les dé de comer. Y que las mujeres se pudren en vida por el qué dirán. (Esto pone de manifiesto la denuncia de una situación intolerable padecida por la mujer en esa época y en un pueblo pequeño). Se habla en este acto de que Pepe el Romano (llamado así porque es de un pueblo vecino llamado La Romilla) viene a pedir a Angustias, la mayor de todas, para casarse con ella. Las hermanas comentan que él, con 25 años y buen mozo, viene a por su dinero, pues es la más rica de todas. Poncia aparece diciendo que por la calle viene Pepe, y las cinco se precipitan a las ventanas para verlo pasar. Adela, la más joven, rompe a llorar con ira, gritando que no quiere estar encerrada, que quiere salir. Termina el acto con la aparición de la abuela, toda engalanada, diciendo que se quiere ir a su pueblo al borde del mar, a casarse para tener alegría.

En este primer acto queda patente la fuerza dramática de Bernarda. No la quiere nadie, el pueblo murmura de ella y de su maldad, sus criadas la odian y sus hijas la temen. Bernarda reina en un mundo cerrado, dominado por un rígido sentido de la clase y la honra.

ACTO SEGUNDO

Son las tres de la tarde. En el escenario aparecen las cinco muchachas cosiendo. Falta Adela, que está acostada. El sol cae a plomo fuera, y el calor es insoportable. También lo es la crispación de las mujeres encerradas. Poncia, la criada, dice que a Adela le pasa algo, que la encuentra sin sosiego, asustada, temblona, como si tuviera una lagartija entre los pechos. Se comenta entre ellas que Pepe el Romano se queda por la noche en la reja con Angustias hasta la 1 de la madrugada; sin embargo, Poncia dice haberle oído alejarse de allí a las cuatro. Una primera duda se infiltra en el ánimo de los personajes. Poncia recrimina a Adela a solas. Sabe que se reúne con Pepe cuando este deja a Angustias, y Adela le contesta que con su cuerpo ella hace lo que quiere. Poncia le aconseja: “Deja a tu hermana en paz que se case con Pepe. Esa no aguanta el primer parto. Cuando muera, él hará lo que todos los viudos: casarse con la hermana más joven, y esa eres tú”. Adela le replica que saltaría, no por encima de ella, que es una criada, sino por encima de su madre para apagar el fuego que tiene levantado por piernas y boca. Llegan los segadores al pueblo. Se les oye cantar. Las muchachas corren a las ventanas para verlos pasar. Sus cantos hablan de amor y potencia el deseo de las mujeres enclaustradas. Llega Angustias furiosa porque le han robado el retrato de Pepe. Bernarda hace registrar los cuartos y aparece el retrato en el de Martirio, que está secretamente enamorada de Pepe. Bernarda le da bastonazos, amenazándolas a todas con ponerles cadenas. Poncia intenta avisar a Bernarda de lo que está pasando en su casa, y de que hay que casar a Angustias para alejar de allí a Pepe. Se oye entonces un gran alboroto en la calle, y Poncia viene con la noticia de que una soltera del pueblo ha tenido un hijo no se sabe con quién. Que para ocultar su vergüenza mató al niño y lo escondió bajo unas piedras, hasta que unos perros lo desenterraron y llevaron hasta el mismo tranco de su puerta. Ahora la gente del pueblo la quiere matar. Bernarda sale y manda salir también a sus hijas. (Hay que destacar que es la primera vez que las mujeres salen a la calle. Tienen permiso de la madre para participar en el linchamiento.) Bernarda y Martirio son las que más gritan: “¡Qué vengan todos a matarla!”. Adela se coge el vientre rogando piedad para la víctima. La de Adela es la única intervención piadosa. La escena sugiere que Adela está ya embarazada de Pepe.

Nuevo final terrible. Lo que ocurre fuera y no se ve desempeña un papel decisivo. Bernarda se convierte en acusadora y juez. En este 2º acto está presente la desconfianza y recelo de las cinco hermanas, con frases hirientes y de doble intención. El erotismo y deseo planea en todo el acto, en la disputa por el retrato, las carreras a las ventanas cuando pasan Pepe y los segadores por la calle. El varón invisible y deseado mueve los hilos de la trama. Se deduce la frustración de las mujeres condenadas a no conocer varón.

TERCER ACTO

Es de noche. Bernarda y sus hijas están cenando. Hay un silencio crispado, cargado de tensión. Angustias dice a su madre que encuentra al novio distraído, raro, y que esa noche no vendrá a la reja pues tiene un compromiso. Adela ha salido al patio, con Amalia y Martirio. Bernarda manda a sus hijas a la cama, y se queda hablando con Poncia. Esta la previene de nuevo de que debe vigilar a sus hijas, pero Bernarda se burla de ella, y se retira. Poncia le confiesa a la otra criada que hay una tormenta en cada cuarto, pero que ella ya ha dicho lo que tenía que decir. También le cuenta que Martirio es un pozo de veneno porque ve que el Romano no es para ella. Aparece la abuela meciendo un corderito y le dice a Martirio que Pepe es un gigante que las va a devorar a todas. Esta frase de la abuela es amenazante y profética. En el patio Martirio grita a Adela que ella también está enamorada de Pepe, y que ya no la mira como hermana, sino como mujer y rival. Adela le contesta que le da igual tener al pueblo en contra suya, que se irá a vivir a una casita donde Pepe la verá cuando quiera aunque se case con Angustias. Adela está dispuesta a aceptar su condición  de amante, al margen de la ley. Es rebelde y asume su situación como un desafío. Se oye un silbido, y Adela sale de la estancia. (Hay que hacer hincapié aquí que ese silbido es la única señal física de Pepe, pues no aparece en ningún momento en escena, y de la importancia que tiene el mundo exterior en la obra.) Martirio llama a gritos a su madre, que llega blandiendo el bastón. Adela entra con las enaguas llenas de espigas. Bernarda se dirige a ella furiosa, pero Adela le arrebata el bastón y lo parte en dos, gritando: ”Esto hago yo con el bastón de la dominadora. No dé Vd. un paso más, en mí no manda nadie más que Pepe”. Bernarda pide a gritos su escopeta, suena un disparo. Adela grita y sale corriendo. Bernarda ha errado el tiro, y Pepe ha huido en su jaca, pero Adela lo cree muerto y se encierra en su cuarto. Cuando Poncia fuerza la puerta, se encuentran a Adela colgada. Bernarda manda descolgar el cuerpo de su hija, mientras amenaza con qué algún día matará a Pepe. ”Llevadla a su cuarto y vestidla como si fuera doncella” dice la madre, “Mi hija ha muerto virgen. No quiero llantos. Silencio. A callar he dicho. Nos hundiremos todas en un mar de luto. Adela, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? Virgen… Silencio, he dicho.”

CAE EL TELON

Ese silencio que pide Bernarda no es solo para callar el llanto de sus hijas, es, sobre todo, porque hay que echar un manto de olvido sobre el horror que ha caído en su casa. Nadie debe enterarse de lo ocurrido. De nuevo aparece aquí el miedo al qué dirán.

A pesar de su frialdad y su absoluta falta de sentimientos, hay algo grandioso en la actitud de Bernarda, en su apelación al silencio. Exige la contención y el decoro hasta el límite de lo inhumano. Sabe mirar la muerte cara a cara, y eso es algo que para García Lorca, que siempre tuvo miedo a la muerte, tiene mucha importancia.

En ningún momento de la obra se percibe amor o cariño. Solamente al principio del primer acto, cuando en el funeral, una criada le pide a Poncia con tristeza que le dé algo de comer para su niña, y Poncia accede. También cuando Adela pide clemencia para la mujer que el pueblo quiere matar. Son los únicos rasgos de humanidad que he encontrado.

La casa de Bernarda Alba difiere bastante de la historia real, a la que Lorca añadió imaginación, drama, pasión y fuerza, creando unos personajes que dieron lugar a la tragedia de la obra. La familia Alba existió en la realidad, y el autor la conoció de cerca en su infancia y adolescencia. Francisca Alba (que así se llamaba realmente la que fue Bernarda en la obra de Lorca) era una mujer de acusada personalidad, que también tuvo hijos varones. Sin embargo, la intransigencia y crueldad que le atribuye G. L. no formaban parte de su carácter. Pepe el Romano también fue un personaje real. De hecho, este hombre se casó en la realidad con la hija mayor de Francisca Alba, y al enviudar unos años más tarde, casó con la hermana menor, tal como pronostica la criada Poncia en el segundo acto. Como ya hemos dicho, todos los personajes reales en los que se inspiró fueron conocidos del autor, y en algún caso, también tenían una relación familiar cercana

El conocimiento de la obra fue un motivo de rencillas entre la familia de Federico García Lorca y la familia Rodríguez Alba. Disgustó por igual a los Alba como al propio padre del autor. Las dos familias habían gozado de gran amistad, y habían comprado y compartido tierras juntos. La madre de Federico recomendó a su hijo cambiar los nombres de los personajes para no ofender a nadie. Teniendo en cuenta que la prensa madrileña comentó las lecturas que hizo el autor ante familiares y amigos en junio y julio de 1936, y hasta el propio autor habló de que situaría la acción en el pueblo de La Asquerosa, donde residían los Alba, (en 1943 se le cambió el nombre al pueblo por el de Valderrubio), es casi seguro que la existencia de la obra fuera conocida por la familia Alba, y que fuera considerado por ambas familias como un agravio y un ataque feroz a la dignidad y decencia de un pueblo pequeño como La Asquerosa, en el que las apariencias eran muy importantes, siendo como eran familias poderosas y ricas. Este agravio infligido gratuitamente por García Lorca a esta familia precipitó quizás su destino, determinado por las enemistades y rencillas familiares casi inmemoriales. En una época en que no pocos aprovecharon la confusión y desconcierto de una guerra civil para apoderarse de tierras ajenas, precipitar pleitos o matar por venganza, no es descabellado afirmar que una de las motivaciones del asesinato del poeta pudiera ser esta obra de teatro. (Algunos textos del libro La verdad sobre el asesinato de García Lorca. Historia de una familia, de Miguel Caballero y Pilar Góngora Ayala así lo contemplan).

La mitificación que produjo su asesinato ha desvirtuado a menudo una personalidad tan rica como compleja. García Lorca no podía disimular el miedo, el terror que la muerte le producía. Quizás por esa razón, en sus obras de teatro, las pasiones azotan a sus criaturas, las sacuden y arrastran a la muerte. Así ocurre en Bodas de Sangre, en Yerma y en La casa de Bernarda Alba. Se ha dicho que el acusado protagonismo femenino de sus obras se debe a la condición oprimida de la mujer en la cultura mediterránea.

LA CASA DE BERNARDA ALBA es una historia de odios, de envidias, presentes en cada acto. Poncia siente un odio descarnado, un resentimiento profundo hacía su ama. Y la gente del pueblo tiene envidia a Bernarda. Las hermanas también sienten envidia unas de otras.

Es una historia de pasión y erotismo encubierto, en que las hermanas llegan a odiarse por celos.

Es una historia de lucha de clases. Bernarda no dejó que Martirio se casara con Enrique Humanes porque su padre fue gañán, y la sangre de Bernarda Alba no se junta con la de un gañán. Asimismo, le echa en cara a Poncia que su madre fue una prostituta. Dice con desprecio que los pobres son como los animales, que han venido al funeral a llenar la casa del sudor de sus refajos, y que son igual de sucios que una manada de cabras. Sin embargo vemos esa misma lucha de clases cuando una de las criadas echa a gritos a una mendiga que viene a por las sobras.

Y es sobre todo una historia de frustración. Bernarda no entiende la necesidad de amor de ninguna de sus hijas. Le dice a Poncia “No, no ha tenido ninguna novio, ni falta que les hace”. El ansia de gozar de todo lo que implica la vida les es negado a las hijas de Bernarda. De ahí su profunda y eterna frustración.

La catástrofe que solo días más tarde de concluir García Lorca su obra se desencadenó sobre España impidió que el drama se representara en Madrid hasta el año 1964. Pero la palabra poética es capaz de sobrevivir al horror.

 

 Lali Fernández

abril de 2014

Deja un comentario

Archivado bajo Literatura española, NUESTRAS EXPRESIONES, Siglo XX, TALLER LITERARIO "JUAN XXIII", Teatro

MUJERES DE «BEST SELLER» : XXIII Ciclo Literario (2ª parte) / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

(pinchad en las imágenes para verlas en grande)

JUAN XXIII 001 JUAN XXIII

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

Día del Libro 2013: Lectura continuada del Quijote / Taller Literario Juan XXIII (Móstoles, Madrid)

HORA: de 10:30 a 13:00

LUGAR: Centro de Mayores «Juan XXIII»

c/ Juan XXIII ; Móstoles (Madrid)

Salón de Actos (1ª planta)

(pinchad en la imagen para ver)

Lectura Quijote 2013

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

NOVELA COSTUMBRISTA : XXIII Ciclo Literario (1ª parte) / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

(pinchad en la imagen para ver)

 JuanXXIIIinvierno2013portada

JuanXXIIIinvierno2013programa

JuanXXIIIinvierno2013contraportada

2 comentarios

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

NOVELA PICARESCA : XXII Ciclo Literario (2ª parte) / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

(pinchad en la imagen para ver)

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

XXIII Quincena Cultural : recital poético / Centro Municipal de Mayores Juan XXIII, Móstoles (Madrid)

(pinchar en la imagen para ampliar)

Deja un comentario

Archivado bajo TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

Los Ultimos dias de Pompeya / Edward Bulwer Lytton; por ENRIQUE

Los últimos días de Pompeya

Comentario libre por Enrique del Olmo

Taller literario. Juan XXIII

21 de febrero 2012-

         

 

    n el año 79, de nuestra era, la ciudad floreciente del arte y sobre todo del ocio y vicio, se vio truncada su historia en solo una noche debido a la erupción del volcán Vesubio que cubrió de lava y ceniza toda la ciudad de Pompeya así como las ciudades de Herculano y Stabiea,  acabando con todo  esplendor, signos de vida humana, animal y vegetal. Cuatro metros de lava y ceniza las cubrieron por completo, muriendo cerca de veinte mil personas. Posteriormente, se han producido erupciones, en los años l631. 1794. 1906. 1913.1926. 1929 y 1944. Este monte, tiene  una altitud de 1.277m.  Hoy día, hay instalado un observatorio y un funicular.

Esta novela histórica, escrita por “Bulwer Lytton”, cuya biografía nos ha ilustrado con singular maestría nuestro buen amigo–Andrés Rituerto-nos ayuda a vislumbrar, bajo su punto de vista, y documentos encontrados en su labor investigadora, como era la vida cotidiana en dichas   ciudades   antes de  la erupción,  reflejando la vida de la sociedad  romana de aquella época, bajo el Emperador Tito Flavio Vespasiano

Es un gran libro y pesado, reconocemos que aparte la historia fabulada del autor hay un gran trabajo de investigación que no se puede obviar.

Era el periodo más civilizado de Roma. Las reliquias se siguen buscando bajo su suelo y ahora se derrumba a trozos por la pasividad de los gobiernos de hoy  y  los que les han precedido durante tantos siglos.

Esta ciudad que genera más de dos míos de euros al año, de los turistas que la visitan, no puede sostenerse por sí misma.La Unión Europeaha anunciado una ayuda de 105 míos de euros para su restauración, es de esperar que consigan atajar algunos derrumbes, como pasó el pasado otoño al derrumbarse una pequeña parte del coliseo romano, el futuro de Pompeya está en grave riesgo de derrumbes, según los estudios elaborados por el ministerio de cultura italiano. El gobierno Berlusconi y anteriores han hecho oídos sordos a esta desidia. El Estado es incapaz de mantener su tesoro artístico.

La aristocracia de Roma se preciaba de tener sus fincas de verano en Pompeya tal era la fama de sus playas.

Salustio salió del baño fresco como una lechuga, dispuesto a ser aliñado con los mejores ungüentos olorosos  por el fornido esclavo de turno quien le masajeó, deleitándose de  los ayees de gozo que profería su amo una vida, en suma súper regalada. Los esclavos ungían a sus amos con  ungüentos olorosos traídos de todo el mundo, tal era el poder de Roma, suave música mientras eran ungidos. Bendito sea el que inventó los baños. Dime Glauco, ¿cómo son los baños de Roma? Diomedes, mi querido amigo, ¡si hicieras de toda Pompeya un establecimiento  de baños, tendrías la justa idea de las termas imperiales de Roma! Imagina que tienes toda clase de distracciones reunidas para el disfrute del espíritu, y para el cuerpo todas formas de gimnasio. Rollos literarios escritos por italianos y griegos, grandes jardines, Teatros, Pórticos, escuelas y lo más importante, admiradores para toda clase de eventos. Palacios suntuosos, el lujo impera por doquier. Es una ciudad para Dioses y me quedo corto. El revés de la moneda ,está en los barrios extremos,  sobre todo en los arrabales del puerto, donde impera la pobreza de sus viviendas y la miseria de sus habitantes.

La taberna del sileno Burbo era la guarida de gladiadores y bravucones, albergue de vicios y miserias. La hez de la sociedad Pompeyana. Era regentada por un ex gladiador que junto con su mujer sabían poner firme a todo aquel que se salía de los límites marcados. ¡Por Pólux! Exclamó uno de los gladiadores, el vino que nos traes viejo sileno, es capaz de convertir en agua clara la mejor sangre de nuestras venas- ¡Nada de injurias groseras para conmigo, dijo el hostelero!, mi vino es demasiado bueno para la carroña que pronto yacerá sobre el polvo del expoliario. Pues yo te digo, que ganaré la palma de oro y la suculenta bolsa. Entonces te diré adiós para siempre. -surgieron bravatas por todos lados- de quién o quienes se llevarían los apetecidos premios. Bueno, haya paz, dijo Estratonice, mujer del hostelero, os diré que esta tarde vienen unos patricios a espiar la mercancía para después hacer las apuesta en el coliseo. Así que sacar buenos bíceps y cara  de pocos amigos. Mientras en el circo luchaban y morían loa gladiadores, la vida seguía su curso. Era 24 de agosto del año 79, El  Vesubio se despierta con una gran explosión acompañada con una gran erupción de lava y ceniza destruyendo todo a su paso . Todo el mundo estaba aterrado sin saber qué hacer ni dónde ir.

Desde Miceno, al otro lado de la bahía vivía Plinio, el viejo, comandante en jefe de la armada romana quien al ver el grandioso, natural y dantesco espectáculo  que se ofrecía a su vista, dio órdenes precisas de aparejar toda la escuadra e ir en ayuda de la población que ya cubrían los muelles clamando auxilio. Fue el primero en saltar a tierra y  desoyendo las advertencias de sus capitanes se adentró tierra adentro para ver de cerca el fenómeno lo que supuso su muerte instantánea al entrar en el radio de acción de la nube radiactiva que lenta pero inexorablemente se iba adueñando metro a metro de la ciudad . Su espíritu investigador le pedía saber todo y estar mejor informado y eso le mató. Una nube negra de lava y ceniza le incineró en vida, así como a casi toda la escuadra. El poder calorífico empezó  por las velas de los navíos y todo lo demás.

-Mr. Lytton nos emplaza, verdad o mentira a discernir entre la cruz o los iconos paganos.- ¿Tenemos que destrozar como profanos y sacrílegos los mismos altares que hemos tenido por sacrosantos?  O tenemos que pensar como Arbaces y abrazar la cruz. Esa es la cuestión, como diría Shakespeare. Mi querido Apecides ¿Qué es lo que debemos creer? ¿Qué debemos rechazar? Son esas las preguntas. Sí, esas son.  Entonces yo te digo que los hombres deben tener fe y que esperen algo. Borra de tu mente tanta mentira y falsos dioses y viajemos en pos de la nueva fe.

Parece ser que Mr. Lytton ha hecho de este libro una cruzada de fe para ganar su santidad.

Edel Olmo

                            

 

 

Como final, este poema.

 

                                                                                  

Viva la fiesta

Viva el placer

Luchadores, mañana en el combate

Morid o venced

 

Deja un comentario

Archivado bajo Literatura inglesa, NUESTRAS EXPRESIONES, TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"

El Diario de Ana Frank / Laly


Monumento a Ana Frank en Utrecht

Biografía  y comentario por Lali Fernández, para la sesión de 24 de enero de 2012 del Ciclo Literario Juan XXIII

EL DIARIO DE  ANA FRANK

Los abuelos de Ana Frank eran gente de dinero. Su abuelo era dueño de un banco y se hizo millonario, y su abuela provenía de una familia distinguida. El padre de Ana, Otto Frank, nació en Frankfurt y tuvo una vida regalada, con toda clase de lujos y una esmerada educación. Todo el dinero de la familia se perdió al morir el abuelo. La madre de Ana también había pertenecido a una familia adinerada. La familia vivió en Frankfurt, donde nacieron Ana y su hermana Margot, dos años mayor que ella. Al ser judíos de pura cepa, se trasladaron a Holanda, para huir de las medidas antijudías decretadas por Hitler, y  donde su padre fue nombrado director de una fábrica de mermeladas y especias, en Ámsterdam. Allí encontraron por un tiempo la paz que buscaban. Hasta aquí, la breve biografía de la familia Frank.
DIARIO DE ANA FRANK: Ana escribió su diario entre el 12 de Junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944. Empezó a escribirlo como un pasatiempo, hasta que en la primavera de 1944, ya en el refugio,  escuchó por la radio al Ministro de Educación holandés en el exilio. Este decía a sus conciudadanos que, cuando acabara la guerra, se habrían de reunir y publicar todos los escritos que testificaran el sufrimiento del pueblo holandés durante la ocupación alemana. Impresionada por el discurso, Ana decidió publicar un libro después de la guerra, para el cual su diario serviría de base.
Al comenzar su diario, que Ana llamará Kitty, la chiquilla, todavía libre, habla de los numerosos regalos que le hacen el día de su 13 cumpleaños, entre ellos este diario. En un principio presenta a sus padres y hermana, y a sus compañeros de clase. Ana hace galletas para sus amigas y profesores (hay una foto muy bonita de ese día en Internet). Ana cuenta en su diario todas las prohibiciones impuestas en aquella época a los judíos: como hacer la compra a horas determinadas, tener toque de queda, y estar prohibida su entrada a cines y teatros, hasta el punto que Ana dice no atreverse a hacer nada, por miedo a que esté prohibido. Pero se siente mimada por su familia, y, a pesar de tener que llevar la estrella amarilla que la señala como judía, Ana se siente feliz, un poco atolondrada todavía, y haciendo las cosas normales de una chica de su edad. Hasta el día 5 de julio de 1942, en que la familia recibe una citación para ser enviados a un campo de concentración. Su padre les comunica que van a tener que esconderse antes de que vengan a detenerlos los S.S., lo mismo que están haciendo con otras familias judías. Y así, el 8 de julio, la familia abandona la casa, ayudada por un matrimonio amigo, llevándose lo imprescindible para su nueva vida de reclusión. Todos llevan puestas varias prendas de vestir encima, para evitar llevar maletas, que les delataría ante los alemanes.
El edificio donde se esconden es la propia oficina del padre. En las plantas baja y primera sigue funcionando la fábrica de mermeladas y las oficinas. Tras una estantería con libros, que funciona como trampilla, se accede a una escalera, que lleva a lo que Ana llamará la “Casa de atrás”, un apartamento amplio  de dos pisos, con varias habitaciones, cocina y baño, que, al estar en la parte posterior del edificio, no se detecta desde la calle. Este será el refugio de la familia Frank, a los que se unirán unos días después la familia Van Daan y su hijo Peter. Ana cuenta que no se encontraría mejor escondite en toda Holanda. Ponen cortinas para evitar ser vistos, y procuran no hacer ningún ruido en las horas en que funcionan la fábrica y el almacén. Disimulan las toses de los catarros con codeína, no usan el agua hasta la noche, por miedo a que las tuberías les delaten, y viven en el perpetuo temor de ser descubiertos. No pasa mucho tiempo en que empieza a deteriorarse la convivencia, sobretodo por el carácter de la Sra. Van Daan, que discute mucho con su marido. Se ha hecho correr el rumor de que los Frank han huido a Suiza, y parece que la gente lo ha creído.
Los chicos reanudan sus estudios, Y Ana se queja de las malas relaciones con su madre. El 9 de octubre Ana cuenta que a muchos de sus amigos se los están llevando a campos de concentración. Ese mismo día escribe que Hitler ha convertido a los alemanes en apátridas. Ana lee mucho y sigue estudiando francés a diario. Y la vida sigue, unas veces con temor si escuchan ruidos extraños, otras veces recibiendo la visita de algunos de los empleados de la oficina, amigos incondicionales, que son los que les traen los víveres, y todo lo que pueden necesitar de fuera. Además, les festejan los cumpleaños, y procuran que no decaiga el buen humor. Si no fuera por ellos, el paso a la clandestinidad habría sido imposible. Al mediodía, cuando los demás empleados se van a sus casas a comer, los protectores suben a estar con los escondidos, y les comentan lo que ocurre en la ciudad.
Unos meses después, se les une un dentista judío, el Sr. Dussel. Entre todos redactan una guía de usos y horarios del refugio. Una de las reglas era leer toda clase de libros en lenguas civilizadas, o sea, en alemán no. Ana escribe que desde arriba, de noche, ve desfilar familias enteras hacía la muerte. Le angustia pensar en amigos que ahora están en manos de los peores verdugos que hayan existido jamás. ¡Y todo por ser judíos! La gente, fuera, pasa hambre y frio, y madres que fueron a la compra se encuentran, a su regreso, con que se han llevado a toda su familia.
Ana demuestra una inusual madurez en una niña de su edad. En todo el diario se perciben los cambios que va adquiriendo conforme pasa el tiempo. Posee una gran fuerza moral, es positiva, luchadora, sensible y humana. No quiere dejar que las noticias que les llegan de fuera enturbien su alegría. Y eso que, al ser la más pequeña del grupo, se siente discriminada y humillada por todos. Está irritable, y llora a menudo. Ana se queja de que la ropa de todos está muy deteriorada y les va quedando pequeña a los jóvenes. Tampoco pueden tener mucha higiene, pues el jabón escasea, y es muy malo. El día de su cumpleaños, su padre le escribe un bonito poema, y Ana recibe regalos de los de dentro, y de sus protectores. Todos ellos siguen las noticias de la guerra por la radio. Una noche entran ladrones al almacén. Entre esos sustos y los bombardeos constantes sigue la vida, pero la situación no consigue quitar las ilusiones de todos ellos para cuando salgan de allí, y todos hablan alegremente de sus proyectos Durante los bombardeos se preparan por si tienen que salir corriendo, pero son conscientes de que existe el mismo peligro de muerte dentro que fuera.
Las relaciones entre ellos continúan deteriorandose. Empiezan a sospechar que el nuevo mozo de almacén tiene idea de que en el edificio vive alguien más. La Sra. Van Daan se ve obligada a vender su abrigo de pieles, lo que le provoca un ataque de nervios. En la navidad del 43 todos reciben algún regalito, y las mamás una tarta hecha por Miep y Bep, las secretarías, que pone “Paz 1944”
Ana y Peter, el hijo de los Van Daan, se reúnen a veces y hablan de sexualidad. A Ana le parece raro hablar de estas cosas con él, en vez de con sus padres o hermana. Resulta curioso que con su edad, y en esa época, hable tan libremente del tema con su amigo. También resalta en su diario la solidaridad y bondad que tienen con ellos sus protectores. En caso de que los alemanes descubrieran a los judíos escondidos, ellos seguirían su misma suerte. O sea la muerte.  Se queja de que aún es insegura y frágil, y que los demás la tratan con dureza. Cabe destacar que una niña de esa edad se comporte con tanto sentido común, tolerancia y dignidad en las graves circunstancias que están viviendo. Y aunque no tiene buenas relaciones con su madre, intenta entenderla y perdonarla. Ana quiere conseguir logros en su vida, cuando salga de ahí, quiere ser periodista, y seguir escribiendo cuentos. El 5 de Abril de 1944, escribe en su diario esta frase profética:” Quiero seguir viviendo, aún después de muerta.” Creo que estamos todos de acuerdo en que lo ha conseguido. Ana lee, escribe, y hace árboles genealógicos de las Casas Reales europeas. Le fascina la mitología griega y romana, y la historia del arte. ¡No está mal para una chica de 14 años!.
Vuelven a entrar ladrones, pero esta vez llegan hasta la estantería giratoria.  Pasan todos una noche de angustia, lo que les enferma del estómago, y encima sin poder usar el agua. Ana habla del sufrimiento del pueblo judío a trasvés de los siglos, y piensa que ya habrá una salida a su situación, que Dios nunca los ha abandonado.
A pesar de que a Ana le han prohibido subir al cuarto de Peter, pasan juntos muchas horas, abrazados, buscando el uno en el otro la seguridad que les falta, y el consuelo y ternura que necesitan. Ana se pregunta a qué conducen las guerras. ¿Por qué siguen haciendo aviones y bombas cada vez más grandes, en vez de dedicar ese dinero a la ciencia, la cultura o a los pobres? ¿Por qué ellos están comiendo alimentos podridos, cuando en otros continentes se tira la comida al mar? Y se hace esta reflexión: ¿Por qué el hombre es tan estúpido? A sus pocos años ya piensa que hay en el hombre un afán destructor, y que mientras toda la humanidad, sin excepción, no haya sufrido una metamorfosis, las guerras seguirán haciendo estragos.
En junio del 44 empieza la liberación de la Europa ocupada. Es lenta, pero los escondidos tienen la esperanza de que pronto acabarán sus sufrimientos. Ana escribe que contemplar el cielo y las estrellas le da tranquilidad. Dice que lo importante en la vida es mantener alto el propio honor, y que una conciencia tranquila te hace sentir más fuerte. Una de las mejores cualidades de Ana es el conocimiento de sí misma: Declara que no piensa doblegarse tan pronto a los golpes que la vida ha de depararle. Incluso en esas circunstancias, tiene unas enormes ganas de vivir.
Parece que los mercados vuelven a estar mejor surtidos. Los protectores consiguen varias cajas de fresas y guisantes, y todos se afanan en hacer conservas.
El  21 de julio del 44, Hitler sufre un atentado, del que sale indemne. Ana es feliz pensando que las cosas se están acelerando y que pronto puede ser el fin de su calvario.
El 1 de agosto de 1944 termina el diario de Ana Frank.
—————————————
El 4 de Agosto del año 1944, sobre las 10 de la mañana, un coche oficial se para delante del edificio de la” Casa de atrás”. Un sargento de las SS y tres policías armados detienen a los ocho judíos escondidos, y a dos de los protectores masculinos. Sin duda alguien los había delatado. A Miep y Bep, las secretarias, no las tocaron. Uno de los protectores fue liberado por motivos de salud, y el otro logró escapar, y emigró al Canadá.
Los escondidos fueron deportados en septiembre del 44 hacía los campos de exterminio de Auschwitz. Los esposos Van Daan murieron en el campo de concentración, así como el dentista Dussel. Peter Van Daan fue el único de los 8 que murió en la cámara de gas.
Margot y Ana Frank fueron deportadas a Bergen- Belsen. Murieron a consecuencia de una epidemia de tifus que se declaró en el campo por las desastrosas condiciones higiénicas. La fecha de sus muertes se sitúa entre finales de febrero y principios de marzo del 45. Los restos de las niñas yacen seguramente en las fosas comunes de Bergen-Belsen. El campo de concentración fue liberado solo un mes más tarde por las tropas inglesas.
La madre de Ana murió en el campo de Auschwitz, de inanición. Perdió la razón, y se dedicó a buscar entre los prisioneros a sus hijas, para las que guardaba la escasa comida que le daban, hasta que murió de hambre.
El mismo día de la detención, Miep y Bep, las dos jóvenes protectoras, pusieron a buen recaudo los textos manuscritos de Ana Frank. Miep los guardó sin leerlos, y los entregó a Otto Frank, el padre de Ana, que fue el único de los ocho que sobrevivió al holocausto. Este volvió al refugio después de la guerra, con la esperanza de encontrar allí a sus hijas. Miep confesaría después que, de haber leído el manuscrito, lo habría quemado, ya que involucraba a todos los que les estuvieron ayudando. Ella y su marido tomaron como huésped a Otto cuando volvió. En 1994 Miep fue condecorada por la Reina Beatriz, de los Países Bajos, y en 1995 recibió el más alto honor de los Justos entre las Naciones de Israel. Miep guardó cada año duelo el 4 de agosto, fecha en que fueron detenidos sus amigos. Murió a la edad de 100 años.
Otto Frank se dedicó hasta el día de su muerte a difundir el mensaje contenido en el diario, y instituyó la “Fundación de Ana Frank”. Los manuscritos están expuestos en Ámsterdam, y figuran en el Registro del Programa del Mundo, de la Unesco. Este programa se dedica a mejorar el entendimiento entre las diferentes culturas y religiones, y servir a la causa pacifista. El refugio se ha convertido en Casa Museo, y abre a diario. Otto, en un principio, tomó como base las diferentes versiones que había escrito Ana, pero eliminó ciertos pasajes sobre sexualidad, porque en esa época no se hablaba libremente de ese tema. En 1947 se publicó el libro por primera vez. Otto falleció en 1980 y legó los escritos originales al Instituto Holandés de Documentación de Guerra, de Ámsterdam, quién se decidió a publicar todos los textos completos, cuando se hubo comprobado escrupulosamente la autenticidad de los manuscritos. Y es que desde su publicación, se han levantado voces poniendo en duda la autenticidad del diario de Ana Frank, y atacándolo como fraudulento. Son las mismas voces que niegan que existiera el holocausto, y que en los campos de exterminio murieran más de 6 millones de judíos de toda Europa. Ana escribió un testimonio único en su género sobre el horror y la barbarie nazi. El negar su autenticidad es en sí un crimen, y un insulto a la inteligencia humana.
Ni Ana ni las personas que la acompañaron en el refugio se regodearon nunca en su desgracia. Esto hace que el Diario no sea amargo, ni morboso. Es humano y profundo en su estremecedora sencillez.
Y para terminar, una frase del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy:
“DE ENTRE LOS MUCHOS QUE, A LO LARGO DE LA HISTORIA, HAN HABLADO EN NOMBRE DE LA DIGNIDAD HUMANA EN TIEMPOS DE SUFRIMIENTO Y MUERTE, NO HAY NINGUNA VOZ QUE TENGA MÁS PESO QUE LA DE ANA FRANK.”
—————————————-
Quien tenga curiosidad por saber más sobre el tema, Internet nos proporciona todos los datos que podamos necesitar. Desde la foto de boda de los padres de Ana, fotos de Ana de pequeña, y las fotos de todos los que se escondieron en la casa, y las de sus protectores. También la ubicación del edificio en Ámsterdam, las habitaciones donde vivieron, y el almacén y la fábrica del primer piso. Y muchísimos datos muy interesantes, como la fotografía de la trampilla estantería que daba acceso a la “Casa de atrás” También se pueden ver las distintas películas y series que se hicieron sobre el tema.

1 comentario

Archivado bajo NUESTRAS EXPRESIONES, TALLER LITERARIO "JUAN XXIII"