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11 de abril de 2012: TAHAR BEN JELLOUN

Reunidos: Isabel, Toñi, María José, Valentín, Seve, Eugenio, Pilar, Mercedes, Pepi y Enrique.

Isabel lee algunos datos biográficos extraídos de Internet. Destaca que es un novelista, ensayista y poeta marroquí que escribe en francés, que se licenció en Psiquiatría Social y que en 1987 recibió el Gouncourt; colabora en prensa francesa, española e italiana y hasta la fecha ha escrito quince novelas. Comenta que Jelloun trató de volver a instalarse durante 2006 en su país de origen, Marruecos, pero este intento se vio frustrado porque el autor no terminó de encontrarse a gusto; Enrique indica que el autor se dio cuenta de que en su patria no tenía nada que hacer. Por último, Isabel menciona el libro Racismo explicado a mi hija, que ha sido traducido a más de treinta lenguas, y hace hincapié en el deseo del autor de que los países del Magreb, y árabes en general, dejen de mostrarse hostiles hacia Occidente.

María José ha leído Con los ojos bajos, de 1992, que es una novela que trata de la condición de la mujer en los países islámicos, y en concreto cuenta la historia de una niña de diez años cuyo padre ha emigrado a Francia y, tras un incidente trágico en su familia, termina yéndose con él; María José define la novela como una epopeya de emigración dramática pues la niña, que en principio está entusiasmada con su nueva vida, termina conociendo la auténtica realidad de su nuevo hogar, tras el asesinato de un niño de su barrio por motivos racistas; destaca el desarraigo de la emigración magrebí a Occidente, pues la protagonista, en diferentes regresos a su tierra, se va sintiendo allí también extranjera. Por otro lado, María José señala un mito árabe narrado en esta novela, según el cual en la palma de la mano de una niña se dibuja el mapa de un tesoro: tras ser interpretado, termina en un lugar donde se descubre agua; indica Rosa que el agua es un auténtico tesoro para muchas culturas y destaca Mercedes la fascinación que entre los niños saharauis de acogida en nuestro país, suscita el descubrimiento de un grifo de agua corriente, que para ellos es un milagro; por su parte, Pilar relaciona la leyenda de la palma de la mano con el mito de la Mano de Fátima. Respecto al título de la obra, Enrique comenta que le hubiera parecido más apropiado, y poético, que se hubiera titulado “Con la mirada baja”, expresión que tiene un significado más evidente respecto al acto de respeto y acatamiento que denota; Isabel comenta que en ese epígrafe hay un ejercicio de autoridad y Rosa ve una metáfora de la humillación a la cual se somete a la mujer. Por último, María José comenta que la niña protagonista de la novela termina convirtiéndose en escritora, y que en los capítulos finales hay una mezcla confusa entre los personajes de la historia y los de las ficciones que ella comienza a escribir.

Valentín ha visto al autor muy crítico con Occidente, subrayando la connivencia de los gobiernos occidentales con los dictadores de los países árabes y exaltando la Primavera Árabe como un primer paso hacia la recuperación de la dignidad de su pueblo; no obstante, también le señala muy contradictorio; al respecto comenta Enrique que en la novela que él ha leído (El hombre roto), da la impresión de que el autor tira la piedra y esconde la mano; confirma Rosa que a su juicio Jelloun concreta el objeto pero no los sujetos de su denuncia y Pilar considera que este ocultamiento es una protección de su familia por temor a las represalias. Cuenta Valentín el malentendido que sufrió el autor con Pedro Almodóvar, quien, invitado a un evento en Marrakech, no acudió, justificando posteriormente que no había sido informado, y comenta el carácter servil hacia los poderes públicos de los funcionarios, que sin embargo se muestran intransigentes o corruptos con el pueblo; señala Pilar el nepotismo vigente en el país y Rosa indica que el cambio es muy complicado debido al nivel de analfabetismo que sufren; Isabel habla de un cambio de mentalidad que erradique la incultura, a lo que Pilar opina que no les dejan. Valentín destaca que Jelloun ha novelado el drama de los inmigrantes, su necesidad de partir para encontrar, no ya un futuro mejor, sino al menos un presente más digno, pero también la posterior tragedia cuando se jubilan y se encuentran sin saber qué hacer con sus vidas; señala Isabel que al respecto está su obra El retorno. Finalmente, el autor postula que el sexo es un arma femenina, en su novela La noche del pecado; indica Valentín que él ha sido educado por los curas y que de aquello conserva un recuerdo poco alentador; Isabel dice que ella ahora no siente más que rechazo hacia aquella educación y Pilar señala que existe una elevada dosis de fanatismo en aquello que se enseña, cuando entra en contradicción con las vivencias cotidianas; Rosa aboga por una recuperación de la cultura árabe clásica, que era docta y tolerante, y entonces Isabel evoca las atrocidades que durante la Guerra Civil Española hicieron los llamados “moros de Franco”; Pilar cuenta que su pueblo estuvo sitiado por moros, quienes al contacto con la población invadida confesaron sentirse estafados y abandonados.

Seve ha leído El último amigo, que es una historia sobre amistad entre un hombre de Tánger y un extranjero, que se conocen desde el instituto y tienen una relación tan profunda que incluso sus respectivas esposas sienten celos. A Seve le ha llamado la atención que el musulmán se saltara el Ramadán, y añade que se identifica con el personaje porque, cuando le apetece, también él come carne el Viernes Santo. Los protagonistas de esta novela se respetan hasta tal punto que no se dicen aquello del otro que no les gusta, por no herirlo; esto les lleva a situaciones un tanto complicadas, pues llegan a hablar mal de su compañero a terceras personas, provocando roces; Rosa constata que una amistad así es un tanto maligna, pues si existe confianza y respeto deben decirse las cosas que no gustan, no se puede callar por no dañar y, sin embargo, contárselo a los demás. Isabel indica, respecto a saltarse la Cuaresma, que desde que ella recuerda cualquiera podía comer carne en Viernes Santos, siempre que pagara a la Iglesia una bula que le permitiera una exención al respecto.

Eugenio señala que cuando reflexiona acerca de los enfrentamientos entre culturas, o los llamados choques de civilizaciones, ha constatado que existen muchos puntos oscuros que, sin embargo, se esclarecen cuando se consideran los acontecimientos desde la óptica de la lucha de clases, por lo que ha llegado a la conclusión (al menos de momento) de que el enfrentamiento es entre los pueblos de ambos lados del Estrecho contra sus respectivos dirigentes; Toñi indica que en La primavera árabe, el autor habla de la sublevación de jóvenes estudiantes sin salida que han comprobado que la prosperidad de su país es exclusiva de unos pocos privilegiados. Respecto al autor, Eugenio ha encontrado también en sus denuncias esa contradicción que ya ha sido mencionada, y le parece lo que Jelloun pretende es difundir las experiencias que conoce, pero no quiere comprometerse, ya sea por temor a las represalias, como señaló Pilar, por simple comodidad o por lo que sea; Pilar recuerda que en su país le ofrecieron un cargo de ministro, que rechazó. Finalmente, respecto al miedo a la represalias por las denuncias que aparecen en sus novelas, Eugenio cree que una forma de evitarlo sería echarle imaginación e inventarse los nombres y los lugares que aparecen en sus ficciones, de manera que cuente hechos concretos sin mentar explícitamente a los responsables; recuerda Rosa que ése fue un medio muy eficaz, por parte de los escritores españoles, para eludir la censura franquista.

A Pilar le ha gustado mucho el autor, pese a esa contradicción que ya se ha mencionado, y que ella piensa que en gran parte se debe al miedo a las represalias contra la familia que le queda en Marruecos; comenta que Jelloun ha dicho que no piensa salir de París si no es con los pies por delante, y menciona la ocasión en que intentó volver a vivir en su país, intento que fracasó porque no podía soportar el desorden y la corrupción que a su juicio allí imperan; afirma que la mirada crítica del autor sería incomprendida y quizás malinterpretada en Marruecos. Pilar ha leído Partir, que es una intensa historia donde varios personajes que desean emigrar se encuentran y conviven; su objetivo es Barcelona, como culminación al “sueño del Estrecho”; en la novela se menciona a los Reyes Católicos, y otras figuras de la cultura española, y hay una evocación especial a Jean Genet, quien quiso ser enterrado en Larache; la odisea culmina en un mar idílico por donde navega un barco imaginario que transporta junto a los protagonistas a don Quijote y a una bella joven que es la Muerte. Señala Pilar que en Marruecos anhelan venir a Occidente porque a través de la televisión reciben una imagen paradisíaca de nuestros países y, de su propia experiencia en algunos países del norte de África, cuenta que allí las mujeres tratan de evitar que los turistas sean dadivosos con los niños, como prevención contra el aumento de sus deseos insatisfechos. Por último subraya Pilar la hospitalidad y consideración a los ancianos que se tiene en la cultura magrebí, que parece que en nuestro país se está perdiendo, y recalca el hecho de que todos tenemos que considerarnos inmigrantes, pues de una forma u otra vivimos en lugares distintos a los de nuestro nacimiento; Rosa matiza que no es lo mismo emigrar del pueblo a la ciudad o de una metrópoli a la periferia, que hacerlo de una cultura a otra, sobre todo tratándose de una cultura islámica a Occidente.

Mercedes ha leído Sufrían por la luz, editado en 2001, pero lo ha dejado a la mitad por lo cruento que le ha resultado: trata del encarcelamiento durante veintidós años de unos reos por atentado, de su convivencia y penurias; cuenta Mercedes que los hechos narrados se los relató al autor uno de los protagonistas, con quien posteriormente entabló polémica, pues a juicio del testigo Jelloun no usó los datos como acordaron. Es una novela muy traducida, y añade que la prisión fue cerrada cuando liberaron a los últimos supervivientes. Por otro lado, Mercedes ha tomado nota de un libro de Jesús Marchamalo recientemente publicado sobre bibliotecas de escritores, Donde se guardan los libros, del que tuvo noticia a través de un programa de radio, y del cual lee diversas anécdotas, entre ellas sobre Sabato, Vargas-Llosa y Javier Marías.

Enrique ha leído El hombre roto, y lee un texto que ha escrito al respecto, donde comenta que no le encuentra ninguna aportación novedosa al tema de la corrupción, que tiene un cierto relleno pornográfico y que le ha recordado el cuento de «Juanito y las torrijas», en el cual la conciencia del protagonista termina oprimiéndole, y que dejó sin moraleja; Rosa comenta que es así como deja el autor a los lectores, pues narra los hechos pero no emite un juicio. Pilar comenta que en Partir sí evalúa Jelloun los hechos que narra, referentes a la emigración a España; Rosa indica que en efecto, respecto a España sí emite juicios, pero haciendo referencia a Marruecos o a Francia no. Mercedes evoca entonces una entrevista en vídeo que ha visto en la cual el autor dice que Occidente sólo se fija en los problemas de otros países cuando sus intereses económicos están en juego; Rosa apela entonces a la no-intervención, rechazando la injerencia occidental en sus asuntos, e Isabel reclama la condolencia, la compasión y la conmiseración, formas de ponerse en el lugar de los demás para comprenderlos.

Toñi ha leído La primavera árabe, donde el autor narra los recientes acontecimientos en el norte de África, interpretándolos como la rebelión de una juventud hambrienta que ya no aguanta ya más la incertidumbre del futuro inmediato; relata el hecho desencadenante, en Túnez: un universitario vendedor de fruta a quien la policía extorsiona y que finalmente decide inmolarse en una plaza pública. Se hace referencia a lo humillante que es entre los árabes calificar a alguien de “perro”, así como lo ofensivo que resulta que alguien te escupa; Isabel dice que lo verdaderamente indignante es que los gobiernos sólo se enfrenten entre sí por intereses económicos particulares y Rosa cree que la justicia moral siempre termina por imponerse, colocando a cada uno en su lugar; se mencionan asimismo los periodistas que han muerto o son agredidos en todo el mundo por cumplir con su trabajo. Toñi señala que Jelloun ha estado en varios países dando conferencias y confiesa que durante la celebración de las mismas nadie le hace preguntas sobre las cuestiones que verdaderamente les importan, que son consideradas tabúes, pero acerca de las cuales le interrogan en privado, una vez terminado el acto público; Isabel reitera que el autor, en sus obras, pone sobre la mesa los asuntos que desea denunciar, y deja que cada lector juzgue según le parezca.

Rosa ha leído No entiendo el mundo árabe, que es una novela epistolar donde un grupo de chicas, a través del correo electrónico, intercambian sus impresiones y dudas acerca de temas de actualidad, en concreto una marroquí y una italiana a las que luego se unen una niña judía y una catalana. A Rosa le parece que el nivel literario es muy básico, enfocado a jóvenes, y como literatura no le resulta atractivo; destaca también que habla poco de Francia, por lo que mantiene su impresión de que Jelloun “se tira al charco, pero no se moja”; sin embargo, Rosa reconoce al autor su labor periodística.

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El hombre roto / Tahar Ben Jelloun, por ENRIQUE

 

Me oyes, no me haces caso, contigo es predicar en desierto… no me escuchas… ¿de qué sirven mis peroratas… mis sabios consejos… sigue… sigue metido en tu HONRADEZ, en tu pobreza, en tu miseria, eres un don nadie… todo un jefe del departamento XX y para qué. Mira tu ayudante, buen coche, vacaciones en Roma con su familia y tú nos llevas al pueblo de tu madre, donde solo hay vacas, muchas moscas y grandes miserias que arrastran desde hace decenios. La pobre, viviendo en una casucha medio derruida, llena de humedades y muriéndose lentamente. Tu padre no dejó ninguna herencia, pero tú debías abrir los ojos, tener imaginación y ser útil a tu gente, empezando por tu madre. La gente no te saluda de lo pobretón que te ven. Yo misma me avergüenzo de estar a tu lado. Llegas a tu despacho y nadie te saluda, siendo el jefe de todos, se preguntan si eres un mendgio en vez del ingeniero jefe, tal es el efecto que produces.

La historia que nos cuenta Monsieur Tahar Ben Jelloun no aporta nada nuevo, ya que el tema escogido tan manido como escabroso nos priva de hacer juicios y sobre todo comparaciones… Hay tantos y tantas… Por si fuera poco, ha hecho un relleno pornográfico, ilustrándonos con la noche de boda del matrimonio Murad-Halima, Cama Sutra a lo árabe, incluido. Más adelante hay otras escenas que las dejamos dónde están…

Recordáis el cuento de Juanito, mirando engolosinado cómo hacía su mamá las torrijas de Pascua (cómo me voy a poner, pensaba para sus adentros, en un descuido, zas, (como el gato). Bueno, al fin terminé, dijo la madre, ¡Juanito! bajo un momento a la tienda. Te comunico que las torrijas están contadas, es el postre para todos. Juanito hizo caso omiso de la advertencia de su madre y un santiamén se comió dos suculentas torrijas. La gula le pudo y no supo detener la tentación. Al poco rato el gusanillo de la conciencia que todos llevamos dentro empezó su labor moralizadora, “eres un ladrón-vas a ir al infierno-te has comido las torrijas de tus hermanos-qué paliza te van a dar” ¡prepárate, mal hijo! Durante largo rato tuvo que escuchar toda clase de moralinas y tan arrepentido estaba que en un acceso de tos echó las torrijas por donde habían entrado, ensuciando el suelo por doquier, labor extra para la madre…

Hay una moraleja… pero es mejor que cada uno ponga la que crea más conveniente al caso…

 

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Tahar Ben Jelloun (1944-)

EL AUTOR

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Tahar Ben Jelloun en Lecturalia

Tahar Ben Jelloun en Periódico Cósmico

Autopsia del desarraigo : entrevista de Javier Valenzuela a Tahar Ben Jelloun en El País

sobre Autopsia del desarraigo en Profesor en la Secundaria

Tahar Ben Jelloun:”Demonizan al Islam para expulsar a los inmigrantes” en Avión de papel

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