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7 de marzo de 2012: MARYSE CONDÉ

Reunidos: Toñi, Sara, Rosa, Valentín, Luis, Eugenio, Pepe, Pilar, Mercedes, Enrique, Isabel y Laly.

Isabel abre la sesión comentando que no ha podido leer nada de la autora, pues no ha encontrado ningún libro, ni en la biblioteca ni en las librerías. Lo que ha conocido de Condé a través de Internet le sugiere una persona muy interesante y con dilatada trayectoria. Lee apuntes biográficos, donde en uno se señala que la autora es guadalopeño, lo que da pie a Isabel a indicar que en algunos sitios se la confunde con un hombre; se genera un pequeño debate en torno a un tema de actualidad: el género en el uso del lenguaje. A continuación Isabel señala que nació en el seno de una familia muy numerosa de condición burguesa y que estudió en el Liceo, de donde fue expulsada por actitud irreverente; visitó África, donde pensó que hallaría una identidad que no llegó a encontrar: esto la desilusionó y marcó esta época que ella misma calificó «de incomunicación»; menciona Isabel el activismo político de la autora y que su segundo marido fuera un blanco, detalle que Condé misma confiesa que nunca habría concebido. Finalmente, indica que preside una asociación enfocada al cumplimiento de la Ley Taubira.

Rosa ha leído un pdf en Internet sobre la obra de Condé, Yo, Tituba, la bruja negra de Salem; indica que la autora da vida a una bruja que según la obra teatral de Arthur Miller fechada en 1950, fue la instigadora de los sucesos que en 1692 motivaron una persecución y condena por brujería en aquel lugar de los Estados Unidos. La novela se extiende desde el nacimiento de Tituba a través de su periplo como esclava, por el Caribe y los Estados Unidos; señala que la protagonista usa sus poderes para hacer el Bien, pero es despreciada y traicionada reiteradamente por quienes se cruzan en su camino; indica Rosa que se trata de una historia de decepciones, traiciones e intolerancia, protagonizada por una heroína épica. Comenta Isabel que la autora dijo haber tenido tratos con una bruja, a lo que responde Rosa que todo apunta a que se trata de un recurso literario; sin embargo, cuenta Toñi que la historia de la bruja es la de su abuela o su madre, indicio que corrobora Pilar. Al hilo, comenta Laly que en el Caribe es muy normal la práctica pseudorreligiosa de la brujería, y Luis menciona el dominio del Calvinismo en los Estados Unidos de la época, como una corriente cristiana especialmente puritana. Finalmente, subraya Rosa que Condé defendió los valores que consolidan la automía de cada raza.

Valentín señala que la autora recopiló testimonios ajenos que fueron llegando a ella por transmisión oral. Respecto a la decepción de su primera experiencia en África, dice que afrontó aquella situación con una perspectiva muy romántica, y destaca que conoció personajes importantes de la vida social y política africana; matiza Luis que en aquella época en plena Descolonización cualquier visita de un occidental era aprovechada en aquellos países para exponer su situación y alcanzar visibilidad internacional. Por otro lado, Valentín indica que las primeras obras de Condé fueron muy ignoradas en Francia, y que ha sido en Estados Unidos donde ha recibido mejor acogida, siendo invitada en muchas ocasiones a exponer en conferencias sobre Literatura francófona. También nombra una novela que le ha llamado la atención, dedicada por la autora a la figura de su abuela. Finalmente, Valentín señala la proliferación de espectros que hay en las novelas de Condé.

Luis no ha leído nada de la autora, y la desconocía por completo. Comenta que bajó algo de Internet, pero le resultó muy incongruente. Considera que no es una autora relevante para la literatura francesa, y hace la comparación con Alfonso Paso en el teatro español (Isabel replica que las obras de este dramaturgo tienen su gracia y Laly defiende su pertenencia a la cultura popular española). Luis insiste en que no es necesario conocerlo todo, y que además es imposible.

Eugenio ha leído algunos textos sobre la autora en Internet y destaca la búsqueda emprendida en pos de sus orígenes, que subraya leyendo un apunte biográfico extraído de un diccionario de literatura donde se señala su deseo de alejarse de las lenguas oficiales para construir la suya propia y hacer de ésta su materia prima literaria. Indica que no son tan obvios los límites que marcan los lazos culturales de una persona, y se inicia un debate al respecto sobre qué sea la cultura y cuáles sus orígenes. Por último, destaca Eugenio la importancia de la autora en cuanto a su labor difusora de la literatura afrocaribeña.

Comienza Pilar su intervención con una noticia literaria muy relacionada con nuestro ciclo, y en concreto con la anterior sesión: hasta abril está abierta al público en el Círculo de Bellas Artes una exposición gráfica sobre la obra artística de Georges Pérec: Tentativa de inventario. A continuación, inicia su exposición defendiendo la importancia de la autora ante las afirmaciones de Luis, indicando que a su juicio todos los libros, como las personas, tienen algo interesante que contarnos, y nos enriquecen en mayor o menor medida. Destaca el hecho de que a Condé la engañaron sus padres enviándola a estudiar a París, donde creía que encontraría su identidad pero descubrió que vivía inmersa en una cultura de blancos que no era la suya; esto le llegó a través de la enorme influencia que sobre ella ejerció Aimé Césaire, de quien Pilar señala algunos rasgos: nacido en la Martinica, estudiaba en París en aquella época y defendía públicamente la Negritud como un valor cultural, enfrentándose al prejuicio de muchos negros que desean ser blancos; Pilar pone como ejemplo patológico a Michael Jackson.

Mercedes no ha encontrado ningún libro de la autora y ha leído una entrevista editada en Internet, que versa sobre su vida en Guadalupe y sus visitas a Francia y África, hasta que conoce a su segundo marido y encuentra una realidad más acorde con su espíritu. Acerca de la lengua que utiliza en sus escritos, Condé confiesa que escribe para sí misma, ya que la literatura le sirve de terapia, una forma de dotarse de salud y seguridad; no se consideró feminista, aunque su educación estuvo enraizada en el carácter femenino, a través de su madre y de su abuela. Por otro lado, menciona Cumbres borrascosas de Emily Brönte, que dice que es una novela que le marcó y que homenajeó en una propia, que era muy similar pero con protagonistas negros. Finalmente, Mercedes menciona otra obra donde, partiendo de un hecho trágico (el descubrimiento del cadáver de un bebé degollado), Condé reconstruye una investigación sobre las causas que llevan a su protagonista a la fundación de un prostíbulo, con el objeto de contribuir al mestizaje, convirtiendo este título en una novela cómica, según palabras de la propia autora.

Enrique ha leído íntegramente Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y dice que no tiene nada que ver con la historia narrada en Las brujas de Salem. Indica que es una reflexión sobre la brujería como medio de curación, que la autora enfrenta al puritanismo y al “demonio de los blancos”; hay crítica a los protestantes (que Enrique considera que en ocasiones es demasiado imparcial), que ven amenazada su religión por el animismo de los negros. Recuerda Enrique las constantes apariciones de los fantasmas de la madre y la tía de la protagonista, dándole consejos e indicando por dónde debe marchar en su vida; Valentín indica que son los espectros que antes señalaba, y Toñi dice que la novela se hace en ocasiones muy pesada por tales apariciones. Por último, Enrique nos informa de que la novela tiene “cada escena de cama que para qué”, y que engancha, a él particularmente, por la tensión de saber cuándo quemarán a la protagonista.

Laly no ha encontrado ni leído nada de la autora, pero ha tomado algunas notas de Internet. Señala que la literatura de Condé se ha enmarcado dentro del Realismo Mágico, a lo que señala Eugenio que éste es un concepto que hay que aplicar con cuidado; se nombran a García Márquez y a Alejo Carpentier como ejemplos más modélicos de la etiqueta. Dice Laly que la autora era completamente francófona, aunque no desconocía el idioma español, y que estaba muy orgullosa del color de su piel; así mismo, señala que se ha hecho con una voz propia dentro del panorama de las letras francesas. Sobre la novela Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, lee un texto donde indica la ambigua relación que mantuvo Condé con la brujería y el vudú, de la cual surge la identificación total de la autora con su personaje; señala que la autora se rebeló siempre ante la injusticia e hizo lo posible por romper esa doble discriminación, que por ser mujer y ser negra sufrió. Pilar indica que es muy acertada esta mención, teniendo en cuenta que mañana es el Día Internacional de la Mujer.

Toñi ha leído Yo, Tituba, la bruja negra de Salem; le ha gustado, pero ha encontrado algunas escenas excesivamente cruentas (subraya Enrique esta impresión, evocando la truculencia en la descripción de torturas); destaca el maltrato que sufre la protagonista por su condición de esclava y la mala gente que continuamente la rodea. Preguntada por Laly si considera que la novela representa al Realismo Mágico, Toñi dice que realismo sí que le parece, pero no mágico; interviene Isabel para comentar que el Realismo Mágico consiste en introducir en la realidad cotidiana elementos fantásticos, que la lógica de la novela asimila con total normalidad; al hilo se origina un pequeño debate sobre cuáles sean las características que definen esta tendencia. Volviendo a la novela, Toñi señala que de regreso a su pueblo, la protagonista conoce a un negro malherido a quien cura y de quien después se enamora, indicando a continuación que era un poco adicta al sexo y le gustaban los jovencitos. En definitiva, Toñi dice que le ha resultado un poco fuerte, pero que engancha y lo ha leído hasta el final; concluye señalando que la novela aporta una reivindicación de la Negritud y ensalza la labor de las curanderas que, comenta Isabel, son los médicos de esa cultura.

Sara ha cogido Segu de la Biblioteca, pero no lo ha terminado; no le gustó el argumento ni los hechos que narra, y le recordó excesivamente a Los soles de la independiencias de Kourouma. Señala que Condé reclama la libertad y el progreso para la civilización africana, que en la novela se contempla a través de una saga familiar del África animista que vive la penetración colonialista del Islam. Por último, Sara recuerda los premios recibidos por la autora, a lo que añade Mercedes que la autora ha creado un premio para Literatura Caribeña.

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